Hunger, thirst and chaos: “The situation in Gaza is not just a catastrophe, it is apocalyptic”
Por Yasmine Salam - NBC News
Do’a Atef, de 12 años, se pasa los días tocando puertas para suplicar por comida o recogiendo leña de una colina polvorienta cerca del campo de refugiados afuera de Rafah, al sur de la Franja de Gaza, para cocinar los pocos tomates y pimientos que le dieron algunos extraños.
Do’a fue desplazada de su hogar en Beit Lahia, en el norte de Gaza, junto a sus padres y siete hermanos. Ahora duermen en tiendas de campaña, contó la niña a la cadena NBC News. Tienen tanta sed que “bebemos agua sucia”, dijo. “Mis hermanos lloran todo el día”.
No encontraban harina, un baño, ni pañales ni leche para su hermanito. Además pasaban frío. Hace dos meses, relató Do’a, solía leer en la escuela y jugar con sus amigos. “Ahora, lo único que hacemos es traer leña y andar descalzos”.
Su situación ilustra la sombría realidad de muchos habitantes de Gaza, mientras continúa la invasión terrestre y los bombardeos aéreos de las fuerzas israelíes, que han desplazado a unos 1.9 millones de palestinos a unas “zonas humanitarias” cada vez más reducidas, principalmente en el sur de la Franja. La grave escasez de alimentos y agua pone a muchos en peligro de infección y muerte, advierten grupos humanitarios que subrayan las dificultades para entregar la ayuda debido a la intensidad de las hostilidades.
Israel seguía este domingo intensificando su ofensiva en el sur de Gaza.
“La escasez de ayuda ha desencadenado luchas desesperadas por el agua que desgarran nuestro tejido social”, lamentó Bushra Khalidi, responsable de políticas de Oxfam. “La situación en Gaza no es sólo una catástrofe, es apocalíptica”.
Agencias de ayuda describieron a niños y familias vagando por las calles, incapaces de encontrar comida y sin ningún lugar adonde ir. Las filas para conseguir agua potable pueden durar horas, y algunos han recurrido a recoger agua de lluvia, que en esta tierra semiárida también escasea. Las estanterías de los supermercados están vacías. La gente llega a las panaderías antes del amanecer, sin garantía de que se llevarán un saco de pan antes de que se agote en la tienda.
El precio de un saco de harina de 25 kilogramos (55 libras) se ha disparado hasta 100 dólares; antes de la guerra costaba 15.
“Los números que hay están muy, muy por encima de cualquier capacidad”, aseguró Najla Shawa, una trabajadora humanitaria palestina que recientemente dejó Gaza. También se han encarecido otros productos básicos, como los contenedores que usan los palestinos para recoger agua, dijo.
“Incluso si tienes el dinero”, agregó Shawa, “el viaje para intentar conseguirlo es muy peligroso, muy difícil y humillante”.
Shawa contó que la gente con la que ha hablado en la Franja está racionando el agua. “Están tratando de consumir muy poco”, aseguró. “Una taza al día. Un par de tazas al día para los adultos, dando prioridad a los niños”.
Hazem Zarifa, estudiante universitario de 24 años que buscó refugio en la ciudad de Khan Younis, afirmó que ha caminado millas buscando un poco de pan o comida enlatada.
“Hasta ahora he perdido más de 10 kilogramos de peso (unas 20 libras”, dijo Zarifa, quien se sentía enfermo por el hambre.
Representantes de distintos grupos humanitarios luchan por describir los nuevos mínimos tras pasar los dos últimos meses de guerra alertando sobre las condiciones en Gaza.
“Aquellos que sobrevivieron a los bombardeos ahora se enfrentan al riesgo inminente de morir de hambre o por enfermedades”, advirtió Alexandra Saieh de Save the Children durante una conferencia de prensa el jueves.
“La falta de agua e higiene está agravando las enfermedades: diarrea, vómitos, alergias en la piel, piojos en el cabello de los niños”, explicó Chiara Saccardi, jefa regional de Action Against Hunger.
Aquellos que sobrevivieron a los bombardeos ahora se enfrentan al riesgo inminente de morir de hambre o por enfermedades"
Alexandra Saieh Save the Children
Durante el cese al fuego temporal en noviembre, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) llevó a cabo una evaluación alimentaria rápida, que se hizo pública el miércoles, en la que se concluyó que la situación en Gaza era “alarmante”.
En una declaración emitida tras una visita a Gaza el viernes, el director ejecutivo adjunto del PMA, Carl Skau, afirmó: “La gente en Gaza simplemente no está comiendo”.
Describió “confusión en almacenes, puntos de distribución con miles de personas hambrientas desesperadas, supermercados con estanterías vacías y refugios repletos con baños a reventar. El ruido sordo de las bombas era la banda sonora de nuestro día”.
Al menos un 83% de los hogares en el sur de Gaza tiene un consumo de alimentos inadecuado, según el reporte, con 38% sufriendo de “severos niveles de hambruna”.
En una llamada con periodistas internacionales el jueves, Khalidi de Oxfam y otros, describieron las condiciones en Gaza como “no aptas para sobrevivir”.
“Oxfam considera categóricamente que estas acciones, incluyendo el uso del hambre como arma de guerra, los asesinatos masivos de civiles y los castigos colectivos, son crímenes de guerra”, afirmó, refiriéndose al asedio impuesto por Israel, que cortó el ingreso de alimentos, el agua, la electricidad y el combustible desde que comenzó la guerra.
El jueves, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, advirtió que el sistema de ayuda humanitaria en Gaza corría un alto riesgo de colapso: “Prevemos que resultará en una ruptura total del orden público”.
NBC News contactó al gobierno israelí para obtener comentarios.
Aunque ha entrado ayuda humanitaria a la Franja, sigue siendo una fracción de lo que se necesita.
Aproximadamente unos 500 camiones entraban a diario a Gaza antes de la guerra y durante la tregua de siete días llegaron unos 300. Desde el fin del cese al fuego, la distribución de ayuda ha caído de nuevo.
Según la agencia de ayuda humanitaria de la ONU, hasta el viernes sólo entraba en Gaza una cantidad limitada de ayuda, cuya distribución está restringida a una pequeña zona alrededor de la ciudad de Rafah, en la frontera egipcia. La ayuda a Khan Younis y al centro de la Franja “se ha interrumpido en su mayoría en los últimos días por la intensidad de las hostilidades y las restricciones de circulación por las principales carreteras”, detalló el informe de situación.
Hay muy poca ayuda para demasiada gente y está alimentando la desesperación, dijo la organización.
La semana pasada, un grupo de habitantes en busca de comida se abalanzó sobre un camión de ayuda e impidió que descargara en Al Mawasi, una localidad beduina del sur de Gaza, declaró Isabelle Defourny, presidenta de Médicos sin Fronteras.
El camión sólo transportaba medicinas, pero el incidente fue “reflejo de la terrible situación en la que se encuentra la población y la falta real de alimentos y todo”, declaró Defourny.
El caos agrava los peligros de los bombardeos israelíes, haciendo mucho más difícil la entrega de la poca ayuda que queda.
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